CONCEPTO INCLUSION

PERSPECTIVA DE DERECHOS REFERIDO A LAS PERSONAS SORDAS E INCLUSION

JOSE TORRES M.
INTRODUCCIÓN:
A lo largo de los años han surgido diferentes modelos explicativos de la discapacidad, los cuales han tenido una notable influencia en las actuaciones, que en política sanitaria y social se han desarrollado en los distintos países. De especial interés ha sido, precisamente, el condicionamiento que han ejercido en los modos de comprender y clasificar las discapacidades y en las respuestas que las instituciones, y en última instancia la sociedad, han dado. Por ello, y con objeto de clarificar dichos aspectos, nos ha parecido de interés revisar aquí, los elementos esenciales de los modelos más significativos desarrollados. Entre dichos modelos cabe destacar el Médico-Biológico y como contrapunto el Social, de éste último han surgido variaciones que incorporan actuaciones y puntos de vista que se aplican con toda propiedad a la perspectiva de desarrollo de competencias lingüísticas de los niños, niña y adolescente con déficit auditivo.
La importancia capital de revisar estos modelos, radica en la necesidad de revisar los imaginarios que persisten en los diversos escenarios sociales, académicos y políticos. Para facilitar la reflexión acudimos al enfoque de derechos que invita a superar de una vez por todo el modelo de integración de las personas sordas para adentrarse e implementar plenamente el modelo de inclusión.
EL MODELO MÉDICO-BIOLÓGICO.
La constatación de que, al margen de la eficacia de las actuaciones médicas, muchas de las enfermedades generaban, como producto final, déficits en el funcionamiento del individuo, que le inhabilitaban para desempeñar una vida normal, llevó al
convencimiento de la necesidad de extender el modelo médico-biológico de enfermedad para abarcar dichos procesos. De esta manera las consecuencias de la enfermedad, definidas como discapacidad, fueron interpretadas y clasificadas, aplicando a ellas el modelo de enfermedad tradicionalmente utilizado en las ciencias de la salud. En él el déficit o discapacidad adquiere las connotaciones del síntoma, siendo por lo tanto descrito como una desviación observable de la normalidad bio-médica de la estructura y función corporal/mental que surge como consecuencia de una enfermedad, trauma o lesión, y ante la que hay que poner en marcha medidas terapéuticas o compensatorias, generalmente de carácter individual.
En la medida en que el déficit es el resultado de la imposibilidad, dadas las limitaciones del quehacer médico, de resolver o prevenir las consecuencias de la enfermedad, se plantea además en el modelo que el objetivo de la actuación ha de ser la búsqueda de la adaptación del individuo con discapacidad a las demandas y exigencias de la sociedad. Para facilitar dicha adaptación, que en cualquier caso ha de ser personal e individual, se postula como objetivo fundamental de actuación, el establecimiento de medidas compensatorias que palien las deficiencias. El interés por dicho modelo se ha hecho más patente a medida que se ha ido superando el nivel de la medicina curativa, y la sociedad ha comenzado a plantearse nuevos retos en el manejo de las consecuencias de la enfermedad.
Este  modelo ha permitido centrar la atención de las estructuras administrativas, y también de la sociedad, en la problemática de las personas con discapacidades, estimulando la preocupación por garantizar el desarrollo de medidas terapéuticas y compensadoras. Sin embargo, aun cuando dicho modelo pudo resultar útil para garantizar el desarrollo de actuaciones ante las situaciones de minusvalía, ha contribuido también a reforzar los elementos de estigmatización. Ello ha sido debido, en gran medida, a la tendencia a extender sus conceptos a los restantes aspectos de la vida del discapacitado y también al hecho de que los profesionales de la salud , en el proceso de elaborar el diagnóstico y clasificar los déficits y minusvalías, tienden a subrayar las diferencias; las que existen entre los que las tienen y los que no las tienen, y las que se dan entre los distintos tipos de discapacitados.
En un intento de subsanar algunas de sus limitaciones el modelo médico-biológico fue complementado, ya desde sus inicios, con una perspectiva social basada en la conceptualización del constructo de “conducta de enfermedad” desarrollada por Parson en 1958, y de “estigmatización”, “marginación” y “desviación” formulados por Goffman en 1963. La incorporación de dichos constructos permitió ampliar el concepto de discapacidad, ofreciendo una visión de los déficits como realidades que tenían una repercusión en la conducta del individuo y en sus relaciones con la sociedad. Sin embargo, dicha extensión del modelo todavía no incluye todos los elementos que caracterizan los modelos sociales, a los que nos referiremos a continuación.
EL MODELO SOCIAL DE LA DISCAPACIDAD.

Este modelo postula que la discapacidad no es solo la consecuencia de los déficits existentes en la persona, sino la resultante de un conjunto de condiciones, actividades y relaciones interpersonales, muchas de las cuales están motivadas por factores ambientales. Se plantea además que, aun cuando en la discapacidad hay un substrato médico-biológico, lo realmente importante es el papel que en la expresión de dicho substrato juegan las características del entorno, fundamentalmente del entorno creado por el hombre. Y es justamente en la interacción de dichos déficits con el entorno, en la que se dan las “desventajas” que el individuo con discapacidad experimenta, y que en la práctica definen su estatus de discapacitado. Por lo tanto, desde la perspectiva de este modelo, la discapacidad es en realidad un hecho social, en el que las características del individuo tienen tan solo relevancia en la medida en que evidencian la capacidad o incapacidad del medio social para dar respuesta a las necesidades derivadas de sus déficits. Se entienden así los postulados de Hahn , según los cuales en la discapacidad:
“el problema radica en el fracaso de la sociedad y del entorno creado por el ser humano para ajustarse a las necesidades y aspiraciones de las personas con discapacidad y no en la incapacidad de dichas personas para adaptarse a las demandas de la sociedad”. Harlan Hahn, 1993

Se nos revela con ésta frase que en éste modelo se tiende a localizar las limitaciones inherentes a la discapacidad en el entorno construido (donde se hallan las barreras físicas), y en el entorno social, que impone estereotipos y limitaciones a la participación, justificándose además que las actuaciones no se planteen a nivel individual sino en el de la propia sociedad.
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EL MODELO SOCIAL FRENTE AL DEBATE INTEGRACION –INCLUSION DE LAS PERSONAS CON DEFICIT AUDITIVO
El déficit auditivo en niños, niñas y adolescente, que es el tema central de este Simposio nos convoca a revisar algunos conceptos básicos en torno a la integración de cara al concepto de INCLUSION.
Las ciencias de la educación se han aproximado de manera consistente frente al concepto de Inclusión. En este sentido la UNESCO  plantea:
“Cada niño tiene características, intereses, capacidades y necesidades que le son propias; si el derecho a la educación significa algo, se deben diseñar los sistemas educativos y desarrollar los programas de modo que tengan en cuenta toda la gama de esas diferentes características y necesidades (UNESCO, 1994, p. viii)”
Este enfoque, por tanto, significa desarrollar sistemas educativos “inclusivos”. Sin embargo, esto sólo puede ocurrir si las escuelas ordinarias se transforman en más inclusivas  – en otras palabras, si son más capaces de educar a todos los niños de su comunidad. En consecuencia, en la conferencia se argumentó que las escuelas deben:
…acoger a todos los niños, independientemente de sus condiciones físicas, intelectuales, sociales, emocionales, lingüísticas u otras. Deben acoger a los niños con discapacidad y bien dotados, a niños que viven en la calle y que trabajan, niños de poblaciones remotas o nómadas, niños de minorías lingüísticas, étnicas o culturales y niños de otros grupos o zonas desfavorecidas o marginadas.  (UNESCO, 1994, Marco de Acción, p.6).
En este línea discursiva el niño, la niña o los adolescentes con déficit auditivo requieren pasar de modelo de integración, caracterizado por la exigencia de que sea la persona discapacitada (en este caso la que tienen el déficit auditivo) la que se integre a su entorno, a un modelo de inclusión en la que es el entorno social, escolar y familiar se adapta o desarrolla  imaginarios colectivos  consistente con el respeto a la diversidad y  consecuentemente  defina políticas y acciones que garanticen los derechos de estos ciudadanos desde un enfoque de inclusión.

CONCLUSIONES
Considerando:

  1. Que la mayoría que los niños y niñas  con déficit auditivo tienen intactas sus condiciones  cognitivas-emocionales  y su capacidad de aprendizaje
  2. Que estas personas tienen pleno derecho a hacer efectivas las garantías que el estado, la sociedad y la familia dan a todos los ciudadanos de una nación.
  3. Que la sociedad debe reconocer su marcada influencia como agente segregador cuando  se contenta con implementar medidas tendientes a garantizar la integración  pero no la INCLUSIÓN.
  4. Que el papel de la comunidad científica es aportar argumentos y metodologías capaces de garantizar la plena inclusión de todos los ciudadanos de un país.

Se requiere:

  1. Repensar  los modelos de intervención  y validar si están basados sobre una autentica perspectiva de derechos.
  2. Replantear la perspectiva basada en el concepto de integración del sordo  para acoger  y actuar bajo un modelo inclusivo que esté acorde con el modelo social de la discapacidad.
  3. Es urgente formular  políticas públicas que apunten a garantizar que los sordos tengan pleno acceso a los productos culturales que  se plasman en forma escrita, de tal manera que puedan reconocer su historia  por sí mismos, sin depender de intermediarios, nutrirse de la producción científica  y aportar en igualdad de condiciones que una persona oyente.
  4. Formular estrategias integrales que vayan más allá de la idea de poner al sordo en el centro de la problemática  y empezar a replantear el rol de la familia, la escuela y la sociedad  en pos de reconocer su urgente necesidad de cambio para adaptarse  la diversidad como una oportunidad y no como una forma de segregación
 
 
 
 
 
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