En la Convención Internacional  sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad se aboga por un modelo social que supere las concepciones religiosas y médico-rehabilitadoras. Este modelo considera que las causas que originan la discapacidad no son ni religiosas, ni científicas, sino que son, en gran medida, sociales. Desde esta postura,  se  plantea  que las personas con discapacidad pueden aportar a la sociedad en igual medida que el resto de personas —sin discapacidad—, pero siempre desde la valoración y el respeto de la diversidad. Este modelo se encuentra íntimamente relacionado con el reconocimiento  de ciertos valores intrínsecos a los derechos humanos, y busca potenciar el respeto por la dignidad humana, la igualdad y la libertad personal, en pro de la inclusión social, y  sobre la base de determinados principios: vida independiente, no discriminación, accesibilidad universal, normalización del entorno, diálogo civil, entre otros.

Según el Manual sobre Desarrollo Inclusivo, promulgado en Rio de Janeiro por el equipo de discapacidad y desarrollo inclusivo para América Latina y el Caribe en  2005,  la discapacidad, desde el modelo social,  se entiende como  la suma de dos condiciones inseparables: las secuelas existentes en el cuerpo y las barreras físicas, económicas y sociales impuestas al individuo por el ambiente. Desde esta óptica, es posible entender la discapacidad como una construcción colectiva entre individuos (con o sin discapacidad) y la sociedad. Esto quiere decir que al  mismo tiempo que las limitaciones de una persona son una realidad concreta, ya hay un entendimiento claro que la discapacidad es apenas una característica de aquel individuo, una parte, que no debe reflejar la totalidad de su ser.

Para el modelo social, el acceso a la salud es apenas un derecho más a ser garantizado entre tantos otros, igualmente primordiales y simultáneos, como la educación, empleo, cultura, vida independiente, recreación y desarrollo socioeconómico. Esos derechos juntos contribuyen a garantizar la equiparación de oportunidades para las personas con discapacidad[1].

Con el enfoque del modelo social, la sociedad empieza a absorber de manera más natural conceptos como equiparación de oportunidades e inclusión. Estos conceptos, aunque asociados a la discapacidad, pueden también aplicarse para dar más calidad y dignidad a la vida de cualquier ciudadano.

Con el  modelo social se apunta,  también,   a lograr la autonomía de la persona con discapacidad para decidir respecto de su propia vida, y para ello se centra en la eliminación de cualquier tipo de barrera (educativa, económica, física y hasta política) con el fin  de brindar una adecuada equiparación de oportunidades.

La integración de escolares con discapacidad y talentos excepcionales es un proceso complejo de transformación de modelos, currículos y prácticas pedagógicas que requiere el permanente acompañamiento, seguimiento y ajuste de los modelos propuestos, pero especialmente avanzar en la atención de escolares que  actualmente no cuentan con los servicios educativos pertinentes, transformar las  escuelas exclusivas;  todo ellos desde la perspectiva de inclusión social.  
 

Durante los últimos años el concepto de inclusión ha evolucionado hacia la idea que todos los niños, niñas y jóvenes deben  tener oportunidades equivalentes de aprendizaje, independientemente de sus antecedentes sociales y culturales y de sus diferencias en las habilidades y capacidades.  Este planteamiento supone un gran  reto del sistema educativo, en la medida en que implica desarrollar escuelas más incluyentes que valoren realmente la diversidad y ofrezcan respuestas de mayor calidad para todos los estudiantes, equiparando las oportunidades de los grupos en situación de mayor vulnerabilidad y que se encuentran en riesgo de exclusión.

En Colombia, la  Secretaria de Educación Distrital – SED de Bogotá D.C.,  mediante una serie de estrategias DE INCLUSION ESCOLAR  busca acercar a la educación formal a un alto número de niños, niñas y jóvenes con excepcionalidad. En la atención educativa de estos escolares los colegios implementan diferentes modelos pedagógicos de inclusión;  cada uno de ellos relacionados con  las Necesidades Educativas Especiales - NEE  que requieren los escolares.
 
En desarrollo de lo dispuesto en los artículos 46,47 y 49 de la Ley 115 de 1994, en el Decreto 2082 de 1996 y  en la Política Publica de Discapacidad - Decreto 470 de 2007 la Secretaría de Educación Distrital – SED;  brinda atención a escolares con discapacidad como parte integrante del servicio público educativo, mediante el fomento de programas y experiencias orientadas a la inclusión académica y social de estos.
 
En el caso de  escolares Sordos  e Hipoacuasia (diagnosticada) cuenta con un modelo de atención validado  y  con el propósito de la inclusión total se viene estructurando una propuesta de educación bilingüe para sordos con una propuesta de  enseñanza de la  lengua de señas colombiana y el castellano como segunda lengua. En este sentido,  la logogenia se considera una estrategia a implementar en la escuela para garantizar la inclusión  de las y los  escolares sordos. Es así mismo una alternativa para garantizar el derecho a apropiarse de los productos culturales de la humanidad registrados en la escritura y a utilizar la lengua oficial de su país (el español) para integrarse social y culturalmente a su entorno.


[1] El concepto de equiparación de oportunidades está expresado en el Programa Mundial de Acción Relativo a las Personas con Discapacidad, adoptado por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas en diciembre de 1982. La ONU define equiparación de oportunidades como el “proceso a través del cual diversos sistemas de la sociedad y  del ambiente, tales como servicios, actividades, información y documentación, están disponibles para TODOS, particularmente para personas con discapacidad”.

 
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